Liberalismo y Nacionalismo

 

Preguntaos, en primer lugar, señores, lo que en nuestros días un inglés, un francés, un habitante de los Estados Unidos de América entiende por la palabra libertad.

Es para cada uno de ellos el derecho de no estar sometido más que a las leyes, y no poder ser detenido, ni encarcelado, ni ajusticiado, ni maltratado de ninguna forma, a causa de la voluntad arbitraria de uno o diversos individuos. Es para cada uno de ellos el derecho a expresar su opinión, a escoger su trabajo y ejercerlo, a disponer de su propiedad (...), a ir y venir sin necesidad de permisos, y sin rendir cuentas de sus motivos. Es para cada uno de ellos el derecho a reunirse con otros individuos, para hablar de sus intereses, para practicar el culto que él y sus asociados prefieran, o simplemente para ocupar sus días y sus horas de una manera conforme a sus inclinaciones o fantasías. En fin, es el derecho, para cada uno de ellos, de influir sobre la administración del gobierno, (…) con sus representaciones, peticiones, demandas, que la autoridad está obligada a tener en cuenta.

Benjamin Constand, Discurso en el Ateneo Real, 1819