Constitución de la Confederación de Derechas Autónomas (CEDA) como heredera de Acción Popular, marzo de 1933

Anoche se constituyó, entre vítores de entusiasmo, la Confederación Española de Derechas Autónomas. Las mujeres y los jóvenes, puestos en pie sobre las sillas, como si éstas fueran un peldaño que llevara a los altos ideales comunes, certificaron la unidad de pensar, de querer y de obrar de las 750.000 personas representadas directamente en ese acto solemne.

Cerraron la asamblea dos intervenciones: la de un obrero valenciano, vestido con la negra blusa de su región, el Sr. Martín, y otra del Sr. Gil Robles.

-Me dirijo a todas las derechas, a todos los ciudadanos de buena voluntad -decía el primero- para decirles que somos responsables ante España y ante Cristo de la salvación de aquélla. Hablo en nombre de los hombres de mi clase, de los obreros españoles, que en su noventa por ciento son honrados, para deciros que tenemos interés en que quienes creen en Cristo y en el Papa cumplan lo que Cristo y el Papa ordenan. Muchos de vosotros sois aristócratas y ricos, y por eso mismo tengo un gusto especial en hablaros. Si los católicos, por haber dejado de serlo, hemos sido los causantes de lo ocurrido en España, pensemos que es esta la hora de rectificar el camino, pues para hacer el bien todos los instantes son el instante supremo. Los obreros tenemos derecho a esperar mucho de esta asamblea.

Poco después, Gil Robles, en las palabras finales, decía:

-Debemos felicitarnos de los trabajos, de la misma diversidad de tendencias manifestadas, porque sólo han revelado la pugna de llevar a las conclusiones la interpretación más fiel y avanzada de la doctrina social y política cristiana. Dios ha bendecido nuestros trabajos porque los ha presidido la humildad del corazón y la pureza de los fines. Me limito, pues, a darle las gracias y a declarar solemnemente que ha quedado constituída la C.E.D.A., que ha de ser el núcleo derechista que salve a la Patria, hoy en peligro.

Se leyó y subrayó con vítores a Navarra el saludo y adhesión telegráficos remitidos por la «Liga de Mujeres Tudelanas», y una carta emocionada sobre el programa social de Acción Popular y las conclusiones a que ustedes han llegado.

Viejo ya, doy por bien empleados los golpes sufridos al defender eso mismo, y es para mí un gran consuelo ver que aquellas viejas sugestiones que presentábamos con timidez, como un requerimiento leal de la fraternidad cristiana y como una lucecilla de ideal, esos jóvenes y esas masas de Acción Popular las están convirtiendo en antorchas con las que espero han de prender incendios espirituales de redención próxima de España.

Nuestro ideal ya no muere. A él dediqué lo mejor de mi vida, y al ver asegurada su perpetuidad, no me importa ya morir.»

El señor Fernández Ladreda pidió que se hiciera constar como dos conclusiones finales del Congreso la derogación de las leyes de excepción y la petición de garantías ante la próxima lucha electoral.

Cuando la asamblea se disponía a levantarse, el señor Gil Robles propuso, y los reunidos asintieron unánimes, dirigir un telegrama de protesta en nombre de los 800.000 afiliados de la C.E.D.A., al Ayuntamiento de Bilbao, por el acuerdo de derribar el monumento al Sagrado Corazón de Jesús.

Las coincidencias que deben unir a las derechas

Así terminó sus trabajos sobre política, municipalismo, cuestiones sociales, agrarias, política internacional y, en suma, cuantos grandes problemas generales tiene planteados una agrupación de partidos modernos, el Congreso e la C.E.D.A., que comenzó bajo el signo de la Cruz cinco días antes.

Al discutirse, por la tarde, después de terminar todas las secciones sus respectivos trabajos, el Estatuto de la C.E.D.A., se admitieron como coincidencias fundamentales de los partidos que la integran -aparte de las conclusiones aprobadas en detalle- las siguientes, debidas a la iniciativa de la Derecha Regional Valenciana:

a) Afirmación y defensa de los principios fundamentales de la civilización cristiana.

b) Necesidad de una revisión constitucional de acuerdo con dichos principios.

c) Aceptación, como táctica para toda su actuación política, de las normas dadas por el Episcopado a los católicos españoles en su declaración colectiva de diciembre de 1931.

El peso de los debates recayó ayer sobre Medina Togores, defensor de la ponencia sobre los Estatutos de la C.E.D.A. y autor de la relativa a organización interna del partido de Acción Popular.

El Debate, de 5 de marzo de 1933

 
 

“Afirma que no se debate en estos momentos una cuestión de forma de Gobierno. No se nos combate ni por republicanos ni por monárquicos. La lucha está entablada entre un concepto espiritual de la vida y otro materialista y ateo, que camina hacia el comunismo bajo el amparo del Gobierno, y de un partido que no tuvo inconveniente en colaborar unirse al dictador [...]. Habla de la actuación, dentro del Gobierno, de aquellos elementos republicanos conservadores que no supieron cumplir desde las alturas del Poder lo que prometieron a sus electores. Recuerda cómo esos políticos fueron eliminados del Gobierno por los verdaderamente revolucionarios, con lo que el Estado español quedó convertido en un Estado socialista y ateo. Esos elementos no actuaron nunca para contener los avances de la revolución, ni protestaron cuando se nacionalizaron los bienes de la Iglesia, ni cuando se despojó a la grandeza de sus bienes, ni cuando se imponían sanciones, no como derivantes del complot de agosto, sino por haber caído en desgracia del ministro de la Gobernación o de sus agentes. Esto, señores, constituye un avance de un Estado socialista solo comparable a Rusia [...].Manifiesto que lo único que contendrá el avance de la revolución es un frente de derechas, perfectamente organizado, que afirme sus posiciones dentro de la legalidad de los momentos presentes. Las derechas deben actuar en todo momento como el contrapeso socialista en la vida política española. Si no entramos, si no nos mantenemos dentro de esta legalidad, cada día más, la política española experimentará un desplazamiento hacia la izquierda y AP no quiere cargar con la responsabilidad de ese desequilibrio peligroso […]. No vamos a mendigar la protección del Gobierno. Vamos a exigir el reconocimiento de nuestros derechos [...]. ¿Que el Gobierno no los reconocerá? ¡Ya lo sabemos! Pero pisando nosotros el terreno de su legalidad obligaremos al Gobierno a que salga de ella.”

Discurso de GIL ROBLES en la sesión de clausura, El Debate, 25-X-1932

 
 

Obtendremos un éxito clamoroso, constituiremos la minoría más numerosa del Parlamento; pero no asumiremos aún las responsabilidades del poder. Gobernaremos desde fuera, ya que haremos imponer nuestro criterio para que no se pueda actuar contra las derechas. Nos mantendremos a la expectativa de la disolución de nuestros adversarios y de los partidos que hoy se llaman de centro y antes fueron revolucionarios. Dejaremos que gobiernen esos antiguos revolucionarios, alguno de los cuales ha llegado a rezar hoy el padrenuestro. [...]En el mundo entero están fracasando el parlamentarismo y los excesos de la democracia. Por eso, nosotros no sólo atacamos a la Constitución en su parte dogmática, donde se encuentran todos los atropellos a nuestra conciencia, sino también en su parte orgánica, que contiene un exceso de democracia, el parlamentarismo que está hundiéndose en el mundo entero. Ante estas corrientes antidemocráticas que llegan a España, las próximas Cortes pueden suponer el desprestigio del Parlamento.No podemos caer envueltos en su descrédito. Las derechas deben constituir la reserva para el porvenir, cuando hayan fracasado los partidos de centro.No queremos, además, que el país esté dando saltos de un extremo a otro, de la anarquía a la dictadura, de la violencia de las masas a la violencia de la dictadura. Aspiramos a centrar la política, con un sentido nacional inspirado en la tradición, en los principios de derecho público cristiano, que frena los excesos de la dictadura y de la democracia. Los partidos políticos se deshacen y surge un movimiento nacional amplio, sin exclusivismos ni clientelas, que busca la colaboración de todos los españoles. [...]”

Alocución radiada de Gil Robles ante el cierre de campaña electoral, El Debate, 19 de noviembre de 1933

 
 

“No caprichosamente, sino por obediencia debida a imperativos de la realidad, se denomina 'antimarxista' esta candidatura y la coalición de fuerzas políticas y sociales que la sirve de soporte. Es, en efecto, el marxismo, con su concepción materialista y anticatólica de la vida y de la sociedad; con su sectaria hostilidad hacia los grandes valores tradicionales, (...) con el desate temerario que ha provocado y conseguido de los odios y envidias connaturales en las luchas de clases (...), con el antiespañolismo que, como un exudado nocivo, brota de todo ideario y, sobre todo, con la desgraciada, arbitraria e injusta gestión desarrollada al frente de los negocios públicos (...).Los candidatos de la coalición antimarxista defenderán resueltamente y a todo trance la necesidad de una inmediata derogación, por la vía que en cada caso proceda, de los preceptos, tanto constitucionales como legales, inspirados en designios laicos y socializantes (...). Trabajarán sin descanso para lograr la cancelación de todas las disposiciones confiscadoras de la propiedad y persecutorias de la persona, de la asociaciones y de las creencias religiosas. (...)”

Manifiesto de la Coalición antimarxista por Madrid (CEDA, Renovación Española, carlistas, etc.). "El Debate', 1 de noviembre de 1933.

 
 

“Pero, al mismo tiempo, había que dar estructura a las nuevas derechas españolas. Era necesario ir a la reconquista de España.[...] con deseo de abrazar a los que vengan a luchar las batallas por Dios y por la Patria. [...] se quería dar a España una verdadera unidad, un nuevo espíritu, una política totalitaria. [...] Nuestra generación tiene encomendada una gran misión. Tiene que crear un espíritu nuevo, fundar un nuevo Estado, una nación nueva; dejar la patria depurada de masones, de judaizantes...(Grandes aplausos.) [...] Hemos de hacer de España una gran nación; hemos de someter férreamente a los de arriba y a los de abajo. (Grandes aplausos.) [...]Hay que buscar la unidad de espíritu, la verdadera unidad nacional; [...] hacer un Estado fuerte que respete las libertades individuales, pero que realice e imponga la armonía con los intereses generales. El poder solo cuando venga íntegro. Hay que ir a un Estado nuevo, y para ello se imponen deberes y sacrificios. ¡Qué importa que nos cueste hasta derramar sangre! Para eso nada de contubernios. No necesitamos el poder con contubernios de nadie. Necesitamos el poder íntegro y eso es lo que pedimos. Entre tanto no iremos al Gobierno en colaboración con nadie. [...] La democracia no es para nosotros un fin, sino un medio para ir a la conquista de un Estado nuevo. (Aplausos.) Llegado el momento, el Parlamento o se somete o le hacemos desaparecer.”

El Debate, 17 de octubre de 1933José María Gil Robles, Teatro Monumental de Madrid, 15 de octubre de 1933

 
 

“Hay, por último, un sector bien definido de las derechas españolas, en el cual me encuentro, y que sostiene que hay un problema fundamental o una serie de problemas fundamentales cuyas bases son: la defensa de la religión y principios espirituales; la defensa de la familia, amenazada de disolución; la de la propiedad, combatida por enemigos de ella; la defensa del orden social, que está a punto de quedarse en manos de la anarquía... Mantenemos el programa de los principios fundamentales de la Religión, Patria, Familia, Propiedad, Orden y Trabajo.”                      

 

Gil Robles, 1932